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Cuidado de las heridas

La vulnerabilidad de la piel en un niño o adulto con EB hace que sea imposible evitar la formación de ampollas, incluso tomando todas las precauciones posibles y tratándolo con mucha suavidad. Ampollas y heridas forman parte de la vida de una persona con EB pero el alcance de su magnitud puede ser muy diferenciado. El cuidado de las heridas y de las ampollas forma parte de una rutina necesaria para las personas afectadas, que debe ser llevado a cabo de la mejor forma posible.

Cómo se realizarán estos cuidados dependerá de varios factores. Los dos más importantes son el tipo de EB y la edad del paciente. Pero también hay que añadir otros factores como son: la situación nutricional del afectado, su estado general, el estado actual de su piel, la disponibilidad de materiales para los vendajes, la posibilidad de contar con el soporte de personal sanitario, así como la situación en el hogar. La necesidad y la intensidad de los cuidados cambian a diario y, además, existen muchos materiales diferentes (vendajes, pomadas, otros recursos) que se pueden aplicar para adaptar el tratamiento a la vida cotidiana, al trabajo y a la situación social concreta de la persona afectada.

Lo más importante resumido

  • La manera en que se llevarán a cabo las curas y cuánto esfuerzo respresentarán, dependerá de varios factores:
    • del tipo de EB
    • de la edad
    • del estado general del paciente
    • del estado actual de la piel
    • de la situación nutricional
    • de la situación en el hogar
    • de la disposición de materiales para realizar los vendajes
    • de la ayuda en la realización de las curas
  • Es importante tener en consideración estos factores para que el cuidado de las heridas pueda estar bien preparado y bien planificado
  • Preparación: una buena preparación del lugar donde tendrá lugar el cambio de los vendajes y del material que se va a necesitar, así como la eliminación del material ya utilizado, abrevia el procedimiento
  • Desinfección de las manos: tiene que llevarse siempre a cabo por todas las personas que participaran en el cambio de los vendajes
  • Retirar los vendajes viejos: este proceso puede facilitarse poniéndolos a remojo (en el baño o con un recubrimiento húmedo)
  • Valoración de las heridas y toma de decisiones: abrir las ampollas grandes, eliminar la secreción, es decir, limpiar las heridas, curar las heridas infectadas
  • Colocación de los nuevos vendajes: normalmente primero un apósito impregnado, después las compresas y vendaje de sujeción
  • Recogida y limpieza del lugar donde ha tenido lugar el tratamiento
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